Extraordinaria y singular pareja de mesas mallorquinas de juego extensibles, elaboradas con exquisita maestría artesanal. Presentan delicadas incrustaciones de palisandro, nogal y limoncillo que decoran con elegancia sus cuatro lados y sobres.
Pertenecientes a la época de Carlos III (circa 1750), estas mesas reflejan el refinamiento y equilibrio característicos del mobiliario mallorquín dieciochesco. Su diseño versátil y su impecable estado de conservación las convierten en piezas únicas, tanto por su valor histórico como estético.








